ME REGOCIJO cuando los m谩s grandes dicen tonter铆as, seguramente para consolarme de mi peque帽ez. Dice Nietzsche que la causa de la expansi贸n del budismo radic贸 en la debilidad que provoca la dieta exclusiva de arroz en oriente; dice Ortega que la inferioridad de Espa帽a ante Francia se debe a los visigodos, una raza que seg煤n 茅l era de baj铆sima calidad en comparaci贸n con los francos; dice Octavio Paz tambi茅n en serio que la decadencia del teatro espa帽ol a partir de Calder贸n se debe a que “un gran teatro tiene derecho a descansar”.



“SHAKESPEARE Y el drama”, de Tolstoi, es otra obra para incluir en el muy selecto club de los “libros-troll”, del que tambi茅n forma parte el “Curso sobre el Quijote”, de Nabokov, “Contra los poetas”, de Gombrowicz, “El crep煤sculo de los fil贸sofos”, de Papini o “Neruda y yo”, de Pablo de Rokha. Existe una animadversi贸n que proviene de la poca informaci贸n o el no-querer-enterarse de las virtudes del otro, pero tambi茅n existe otra que se funda en un sobre-conocimiento del autor o materia odiados. Confieso que esta clase de rechazo me pasma y me disgusta un poco. Con lo f谩cil que les hubiera sido, una vez visto que les desagradaba, no seguir leyendo…



SE EQUIVOCAN quienes sostienen que las antiguas obras grecolatinas que se salvaron fueron las mejores y que tanto b谩rbaros como cristianos y musulmanes, al destruir m谩s del 90% o dejar que se perdieran, vinieron a hacer un donoso escrutinio de las letras, una suerte de antolog铆a de lo mejor o m谩s memorable. Al contrario, la raz贸n de que se hayan conservado tantas p谩ginas de Plat贸n o S茅neca no se debe a su indudable calidad, sino a que su pensamiento era muy cercano al cristianismo, mientras que la raz贸n de que la obra de Epicuro o de la mayor parte de los fil贸sofos hedonistas o materialistas se haya perdido, incurias aparte, es que era refractaria a esa religi贸n monote铆sta. Por otra parte, que se hayan salvado obras como las de Herodoto, Suetonio o Di贸genes Laercio no se debe a su reputaci贸n como historiadores, que es bastante dudosa, sino a que llenaron sus historias de an茅cdotas y chismes de lo m谩s divertido. Si estos tres historiadores hubieran cubierto la crisis actual del coronavirus, estoy seguro de que habr铆an prescindido de cualquier interpretaci贸n estructural para entregarse a la rumorolog铆a, el morbo y la conspiranoia: contar铆an c贸mo los chinos crearon el virus en un laboratorio para destruir Occidente; c贸mo los m茅dicos dejaban morir a los ancianos y se lanzaban a salvar a los m谩s j贸venes en los tiempos en que faltaban respiradores; c贸mo Bill Gates meti贸 chips en las vacunas para controlar a la poblaci贸n, etc. No es solo que se haya perdido el 90% del legado grecolatino, sino que el 10% que se ha conservado es muuuy sospechoso, muchas de las obras salvadas llevan grabada la palabra CULPA.



MI NUEVO 铆dolo es Lucio Vitelio, padre del que llegar铆a a ser emperador de Roma, si es cierto lo que se cuenta de 茅l en Vidas de los c茅sares, aunque ya hay que ser cr茅dulo para dar por cierta una sola palabra de Suetonio el fant谩stico:
Era un hombre desinteresado, activo, pero completamente deshonrado por su pasi贸n hacia una liberta, cuya saliva beb铆a mezclada con miel, como remedio contra una enfermedad de la garganta; y no hacia esto en secreto o rara vez, sino cotidianamente y delante de todos.



ESCRIBE CHAMFORT:
Los magistrados encargados de velar por el orden p煤blico, tales como el subprefecto de lo criminal, el subprefecto de lo civil, el de la polic铆a, y tantos otros, acaban casi siempre por tener una opini贸n horrible de la sociedad. Creen conocer a los hombres y solo conocen su desecho. No se juzga una ciudad por sus cloacas ni una casa por sus letrinas.
Este mismo defecto se podr铆a aplicar al propio Chamfort como pensador, tambi茅n a La Bruy茅re y mucho m谩s a La Rochefoucauld, que sin duda es el campe贸n: los tres hacen un retrato del ser humano a partir de un espacio y tiempo singulares, el del cortesano de la corte francesa de los siglos XVII y XVIII, que por fuerza deb铆a ser una persona intrigante, ambiciosa, bien entrenada en hipocres铆as, vanidades y envidias, de modo que arrojan una visi贸n p茅sima de lo que es el ser humano. Si los moralistas franceses hubieran examinado las zonas rurales o los barrios bajos de las ciudades, o incluso los monasterios o las gentes de mar, habr铆an extra铆do defectos muy distintos. Si al ser humano le pones en la carrera ultracompetitiva de la corte de Versalles, es f谩cil que se vuelva malo; si en cambio lo sit煤as en un lugar menos agresivo y a una velocidad m谩s baja, all铆 donde sea sencillo ser bueno, tambi茅n lo puede ser con facilidad.


DICE H. G. Wells en Una breve historia del mundo que hace tres siglos la mayor铆a a煤n pensaba, bas谩ndose en la biblia hebrea, que el universo hab铆a sido creado en el 4004 antes de Cristo, si bien hab铆a dudas sobre el momento exacto: unos sosten铆an que fue en primavera, otros que en oto帽o.


EN SU d铆a traslad茅 la opini贸n que de los espartanos ten铆a Bertrand Russell; hoy leo esta que escribe Asimov en su obra de divulgaci贸n Los griegos:
Los griegos de otras ciudades-Estado a veces admiraban el modo espartano de vida porque les parec铆a virtuoso y pensaban que hab铆a llevado a Esparta a la gloria militar. Pero se equivocaban. En arte, m煤sica, literatura y el amor a la vida —en todo lo que hace que merezca la pena vivir— Esparta no hizo ninguna contribuci贸n. Solo pod铆a ofrecer un modo de vida cruel e inhumano de la brutal esclavitud de la mayor铆a de su poblaci贸n y solo una especie de ciego coraje animal como virtud. Y su modo de vida pronto fue m谩s aparente que real; fue su reputaci贸n la que la salv贸 durante un tiempo, mientras su sustancia estaba podrida.



LO ASOMBROSO, lo casi est煤pido de la decisi贸n que toma Borges, a los diecis茅is a帽os, de aprender alem谩n con la sola ayuda de un diccionario ingl茅s-alem谩n, es que los dos primeros libros que trat贸 de leer en el nuevo idioma fueron el Fausto de Goethe… ¡y la Cr铆tica de la raz贸n pura de Kant!, libro este 煤ltimo que, seg煤n opinaba el fil贸sofo Raymond Aron, “hay que leer siete veces para comprenderlo de forma cabal”. Borges confiesa que fracas贸 en su lectura, pero el solo hecho de atreverse a aprender ese idioma partiendo de semejante libro, siendo a煤n menor de edad, ejemplifica que era consciente desde el principio de su cerebro superdotado.

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NOTA DE RECTIFICACI脫N A POSTERIORI (6-1-22): El Borges de las entrevistas no es muy fiable: en otras declaraciones dice que aprendi贸 alem谩n para poder leer a Schopenhauer.

LA LEGENDARIA brevedad de Monterroso. Declar贸 Bryce Echenique en una conferencia que 茅l escrib铆a casi sin corregir, a lo que Monterroso, que era tambi茅n ponente, le respondi贸: "Pues yo corrijo casi sin escribir".


ESCRIBE PLUTARCO en Sobre la fortuna, op煤sculo de sus Moralia:
Las artes tienen a Erg谩ne «y a Atenea» como patrona, no a la Fortuna. Sin embargo, cuentan que cierto artista que estaba pintando un caballo, lograba con 茅xito sus prop贸sitos en las dem谩s formas y colores, pero la porosidad de la espuma, agolpada alrededor del freno y el jadeo que suced铆a al mismo tiempo, no le agradaba c贸mo le estaba saliendo. As铆 pues, los borraba una y otra vez; al fin, de rabia, arroj贸 contra el lienzo la esponja, tal y como estaba llena de colores, y 茅sta, al golpearlo, lo pint贸 de forma maravillosa y logr贸 el efecto deseado. 脡sta es la 煤nica obra de arte debida a la fortuna de la que yo he o铆do hablar. En todas partes se emplean c谩nones, pesos, medidas y n煤meros para que los trabajos nunca se vean sometidos a la probabilidad y a la fortuna.
Si Plutarco hubiera conocido la modernidad, se habr铆a encontrado no una obra, sino miles de ellas surgidas siguiendo los procedimientos del azar, desde el dada铆smo en adelante, y hasta escuelas que descreen de la obra perfectamente hecha.

ESCRIBE CIORAN en sus cuadernos:
Hay que atenerse a un solo idioma y ahondar en su conocimiento de la ma帽ana a la noche. Para un escritor franc茅s, una conversaci贸n en su lengua con una portera es m谩s provechosa que una pl谩tica con un gran sabio en una lengua extranjera.
Este es el tipo de opiniones que me hacen dudar de que Cioran sea un heredero digno de los aforistas-moralistas franceses, porque este franco-rumano, como su maestro Nietzsche, sufre de tremendismo, es un pensador que no sabe moverse salvo en el terreno de la sobre-verdad o la hip茅rbole gratuita. Lees a Montaigne, La Rochefoucauld, Pascal, La Bruy猫re, Chamfort, Joubert o Vauvenargues y es cierto que son agudos, s铆, a veces arriesgados, pero son contenidos: los siete mantienen un respeto muy grande por el acto del pensar y no les importa coincidir con el sentido com煤n o las ideas de la 茅poca cuando es preciso. Con Cioran podr铆a estar de acuerdo, sobre el fragmento que he elegido, en que el idioma es fundamental para un escritor y a煤n m谩s para un poeta, pero la comparaci贸n portera vs gran sabio se le va de las manos: si realmente es un “gran sabio” el que te habla, pocas conversaciones pueden existir m谩s provechosas, sean en el idioma que sean, porque dominar una lengua es solo una de las tareas del escritor, insuficiente si no viene acompa帽ada de otras, por ejemplo tener algo que decir. Cuando releo a mis 47 a帽os a Cioran o Nietzsche, por decir dos autores con los que mantengo relaciones t贸xicas, no hago m谩s que avergonzarme, pues compruebo que me he pasado la vida leyendo a dos prevaricadores del pensamiento, dos energ煤menos que se mueven casi siempre al filo de la boutade o incurriendo en ella, y descubro con tristeza de d贸nde proceden la mayor parte de mis defectos (y encima sin la genialidad de ellos). Tal ha sido mi mayor tragedia como lector: dediqu茅 los a帽os esenciales, aquellos que m谩s te marcan, a leer a todos los escritores hist茅ricos... y no descubr铆 a Plutarco y Montaigne hasta los 37 a帽os, Chamfort y Canetti hasta los 40, La Bruy猫re hasta los 43...


ESTE NO es un chiste sino un sucedido real entre escritores que parece un chiste. As铆 cuenta Bioy Casares en De jardines ajenos el primer encuentro entre Carlos Mastronardi y Victoria Ocampo: 

MASTRONARDI: Yo sab铆a que usted era muy superior a la otra se帽ora.
VICTORIA OCAMPO: ¿Qu茅 otra se帽ora?
MASTRONARDI: La de Samotracia. 



YA ES desgracia que la mayor铆a de santos o sabios o reformadores del mundo suelan aparecer en el mundo predicando el menos, no el m谩s; el ayuno, no los alimentos; la castidad, no el sexo libre; la prudencia, no la valent铆a. Por fortuna, descubro que Anton Ch茅jov, que fue presa de la filosof铆a llena de noes de Tolst贸i, al final se dio cuenta. Escribe a Aleks茅i Suvorin en 1894:
La filosof铆a tolstoiana me ha afectado profundamente y me ha dominado durante seis o siete a帽os; lo que m谩s influ铆a en m铆 no eran las tesis fundamentales de Tolst贸i, que ya conoc铆a de anta帽o, sino su modo de exponerlas, sus razonamientos, y, probablemente, una especie de hipnotismo. Pero ahora algo protesta en mi interior; un razonamiento imparcial me dice que hay m谩s amor por la humanidad en la electricidad y la m谩quina de vapor que en la castidad y en la abstenci贸n de comer carne. La guerra y los tribunales son un mal, pero de ah铆 no se deriva que yo tenga que andar con chanclos y dormir sobre una estufa junto a un trabajador y su mujer.

DICE SAMUEL Johnson que “ni yo ni nadie ha estudiado nunca algo hasta el fondo”, y eso me ha hecho pensar que el ser humano, por muy moldeable que sea, tiene una tendencia a la disgregaci贸n y al dinamismo que le impide llegar a lo m谩s profundo. Cu谩ntas veces he pensado que el fracaso de la cultura de cinco tenedores no se debe a los planes de estudio, con raz贸n acusados de garrafales, sino a la querencia del ser humano por la claridad, la sencillez y la alegr铆a. Mal se puede llevar una persona sana y alegre con cierto tipo de cultura que muchas veces es un somn铆fero que solo resisten seres cuya vida se ha detenido. E incluso ni ellos: recuerdo que estaba Borges reunido en Par铆s con un grupo de intelectuales franceses y se le ocurri贸 preguntarles:

—Pero a ustedes…, ¿el cine que m谩s les gusta es el de Renoir, Godard, Truffaut…?
—No —le respondieron casi al un铆sono—, a estos los elogiamos, pero el cine que nos gusta es el que gusta a todo el mundo, el cine americano.