…y además basta de autoengaños: la mejor poesía siempre me la encontré fuera del poema, en los libros de historia de Herodoto, Salustio, Plutarco, Lamartine, Duché, Arciniegas o Magris; en las obras teatrales de Esquilo, Shakespeare o Schiller, en las novelas de Hugo, Steinbeck, Duras, Berger o Kundera, en los artículos de Umbral, en los ensayos de Octavio Paz, en los últimos libros filosóficos de Nietzsche, en los cuentos de Borges o Gibran o las Mil y una noches, en las cartas de Flaubert, Tsvetáyeva o Macedonio Fernández, en los diarios de Gide o Sontag o Pizarnik, en el Pentateuco y los cuatro evangelios, en las autobiografías de Arenas o Merini, en las fábulas de Monterroso o Arreola, o en los aforismos de Cioran, Porchia o Gómez Dávila. Por otra parte, ¿dónde me he leído himalayas como la Ilíada, la Odisea, la Eneida, la Divina Comedia o el Paraíso Perdido? ¡Me los he leído en esas preciosas adaptaciones en prosa de la editorial Edimat, con tapa dura y letras doradas, las traducciones en verso no las puedo sufrir!