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RAFAEL SÁNCHEZ Ferlosio también salía a la calle con una libreta y un bolígrafo, como Gide o Barthes. Así escribió la mayoría de sus aforismos llamados "pecios":
Yo solía ir por la calle provisto de una libreta y cuando se me ocurría algo lo apuntaba sirviéndome del techo de los coches como apoyo. Los pecios proceden de esas anotaciones.

 

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HASTA QUÉ punto vinculo tantas cosas con el deporte, que estaba leyendo el final del Fabio Máximo, donde Plutarco nos refiere el comportamiento de aquel general romano, famoso por su prudencia, ante los primeros éxitos del joven Escipión el Africano, al que puso todas las zancadillas posibles por miedo a que el nuevo cachorro opacara su gloria, y lo he relacionado al instante con el comportamiento que Maradona tuvo con Messi, al que elogiaba a regañadientes, con muchos peros, muy nervioso de que le pudiera quitar el cariño de los argentinos. El final es igual de parecido: Fabio Máximo murió un año antes de la batalla de Zama, en la que Escipión el Africano se consagró ante Aníbal, y Maradona murió en 2020, justo antes de que Messi ganara la Copa América en Brasil y el Mundial en Quatar. Los dos tuvieron la suerte de fallecer un poco antes de la apoteosis de sus sucesores, con los que en vida no fueron muy generosos.

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HE PUBLICADO esta noche varios poemas del último año en el blog Otros poemas, y me he dado cuenta para mi gran alegría de que no estoy tan acabada como poeta: me parecen de lo mejorcito que he escrito nunca. También me he dado cuenta al leerlos de lo injusta que soy con Nietzsche: esos poemas los escribí tras releer El origen de la tragedia, donde fui sacudida por su teoría de lo dionisíaco y lo apolíneo. Me di cuenta de que el artista no tiene derecho a explicar lo irracional monstruoso, sino que solo tiene derecho a darle un cauce apolíneo para que se muestre: de ahí que sean los primeros poemas neorrabiosos que carecen de una comprensión lineal. Gracias, amigo Friedrich: eres un pedazo de hijodeputa y además un genio.

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HAY DE todo en los dos bloques ilusorios, pero la mayoría de los textos que ha producido Oriente son herbívoros y la mayoría de los occidentales son carnívoros. Oriente está obsesionada por eliminar o controlar el ego y ha llegado a la suprema inteligencia de considerar a la existencia como una ilusión; los occidentales, mucho más necios, todavía creen que existen y que cosechar victorias es demostrar esa existencia. De ahí que los occidentales ganen sus guerras contra Oriente: no hace falta explicar por qué lectores de Lao-Tsé tienen que sucumbir en las armas ante lectores de Plutarco.

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EL ALCIBÍADES de Plutarco era guapo, engreído, desleal, elocuente y manipulador, una mezcla de Brad Pitt, Cristiano Ronaldo, Guy Fawkes, Winston Churchill y Grigori Rasputín.

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PLUTARCO SABE que Alcibíades pagó 70 minas por su famoso perro, aquel al que le cortó su espléndida cola para dar de comer al cotilleo ateniense, que así se mantenía alejado de "los asuntos importantes". Está escribiendo 500 años después de los hechos, en una época en que no existía la imprenta ni el periodismo ni Internet, y es capaz de tales detalles puntillistas.

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CUANDO NERVAL proclama que es hijo de Napoleón; o Huidobro presume de haberle robado el teléfono a Hitler; o Baudelaire afirma que solo tiene sexo con jorobadas, o Rimbaud encuentra placer en ir por las tertulias de poetas diciendo que Verlaine le está rompiendo el culo, o Plath se inventa que tiene cáncer, se hallan en el mismo lugar de completa desrrealidad en el que he entrado yo. Sócrates tardó 70 años en cansarse de la vida, pero un poeta se cansa mucho antes.

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NO VUELVO a correr los 100 metros de la literatura jamás. El aforismo te vuelve oligofrénico. Todavía no he recuperado el cerebro, que ahora solo tiene una batería de siete palabras.

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ME GUSTARÍA ser el Aristipo de mi tiempo, ese filósofo hedonista nacido en Cirene (actual Libia) que según Onfray se vestía de mujer e iba por las plazas moviendo el culo y diciendo cosas insólitas en línea pre-Epicuro. Añade Onfray que Platón y sus seguidores no respetaban a Aristipo porque "cómo iban a respetar ellos a un filósofo que se viste de mujer".

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TAMPOCO NIETZSCHE se leía los libros hasta el final, al igual que Valéry, Borges o Samuel Johnson. Se limitaba a picotear los libros buscando frases redondas, en las que se detenía hasta memorizarlas, o al menos eso es lo que le dijo a Ida, la esposa de su amigo Overbeck.

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EL PRINCIPAL problema que tengo con Montaigne es que existe otro autor que se le parece mucho, Plutarco, que es en casi todos los predios mucho mejor: más sabio, más amplio, con más lecturas, con más talento para elegir la anécdota que tiene hueso (a Montaigne le vale cualquier anécdota, es como Laercio o Suetonio). Lo único donde el francés le aventaja es en la confesión autobiográfica, que el de Queronea no practicaba, o en su escepticismo, en esa manera que tiene de manosear todas las respuestas sin decidirse por ninguna, que le ha convertido en uno de los fundadores de la modernidad. Sin embargo, ya he dicho muchas veces que al escepticismo de Montaigne tenemos que acudir con mucha precaución, porque Jan Hus fue quemado en Constanza en 1415, Miguel Servet en Ginebra en 1553, Giordano Bruno en Roma en 1600 o Lucio Vanini en Toulouse en 1619. En la famosa frase “En la duda, abstente” podemos leer entre líneas “Ante la Inquisición, abstente”. El propio comportamiento de Montaigne al desatarse la peste en Burdeos, cuando huyó sin dejar una sola nota ¡siendo él su alcalde!, y no contestó a ninguna de las cartas de su corporación municipal, que le rogaba que regresara, por lo que finalmente fue destituido de su cargo, me hace pensar que era un hombre que usaba el escepticismo para esconder su cobardía.

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ESTO QUE cuenta Plutarco me parece de una gran agudeza: Licurgo no quería que los espartanos lucharan muchas veces contra el mismo enemigo, porque temía que quedaran al descubierto los trucos guerreros de su ejército. Se dice que del no seguimiento de este consejo por parte de Agesilao, que realizó numerosas incursiones en territorio tebano, los tebanos empezaron a imitar las tácticas de los espartanos hasta vencerlos finalmente. Tampoco a Napoleón le gustaba repetir batalla contra el mismo ejército "porque aprendían".

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DICE PLUTARCO que a Licurgo no le gustaba que los espartanos dejaran sus fronteras. Las razones que aducía son el evangelio del nosotrismo:
No le agradó, por tanto, que cualquiera saliese de viaje o anduviese por otras tierras, para que no trajeran costumbres extranjeras, usos de gente indisciplinada y diferencia de ideas sobre gobierno; y aun dispuso que se mandara salir a los extranjeros que sin objeto útil se fuesen introduciendo en la ciudad; no, como cree Tucídides, por miedo de que se hiciesen imitadores de su gobierno, y de que aprendiesen algo conducente a la virtud, sino antes para que no fuesen maestros de algún vicio. Porque con los cuerpos forasteros precisamente se han de introducir voces extranjeras; las voces nuevas llevan consigo nuevos pensamientos, de los que es preciso se originen muchos afectos y deseos discordes, que no guarden consonancia, como si fuese una armonía, con el gobierno establecido.

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MI MEJOR ensayo será sin duda el que escribiré un día sobre la mediocridad, porque es difícil encontrar a un autor que sea tan consciente como yo de la desproporción que existe entre mis ambiciones literarias y su materialización más mostrenca. Descubrir que eres mediocre, sin embargo, es bueno por dos motivos: el primero, porque acredita que ya tienes un nivel de autocrítica que muchos autores no alcanzarán en toda su vida, lo que va a impedir que publiques libros pésimos; el segundo, porque darse cuenta de que estás en un hoyo es la primera premisa para salir de él. La mediocridad suele ser crónica y solo muy de vez en cuando se puede salir de ella, pero en eso consiste la sal de ser escritor: hay que leer libros hasta cegarse los ojos, hay que llenar folios hasta que te sangren los dedos, hay que dar vueltas a la rueda hasta crear algo que esté muy por encima de tu promedio, hay que tocar la flauta todos los días hasta llamar la atención de los ratones menos avisados. No sé qué periodista deportivo dijo que Sonny Liston, si hubiera luchado cien veces contra Muhammad Ali, “habría perdido 99 veces”: el escritor tiene que resignarse a perder noventa y nueve veces su combate contra el folio y dar a la imprenta el único que esquivó los radares de su mediocridad.

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A MENUDO los filósofos fracasan en las relaciones sociales, tanto en la amistad como en el amor, y de ahí que muchos de ellos sean misántropos o misóginos, a veces con gracia. Dice La Mothe Le Vayer en su catálogo de ataques a la mujer: “Aunque el marido tenga un pene de ballena, su esposa nunca renunciará a ponerle los cuernos”.

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CÓMO LE salían los aforismos a Cioran. Declaró una vez que solía escribir tres o cuatro folios seguidos hasta que daba con una última línea redonda y brillante, que era un resumen-aforismo de todo lo anterior.

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SCHOPENHAUER MI hermano del alma. Cuenta Safranski que el filósofo acudía en Roma al café Greco, punto de reunión de artistas alemanes, y que pronto se hizo enemigo de todos por sus opiniones, sobre todo las antipatria:
Otra vez, Arthur proclama que la nación alemana es la más necia de todas. Esto es demasiado para el indulgente público del café. Así que se oye gritar: "Vamos a expulsar a este rufián". Schopenhauer tiene que tomar las de Villadiego antes de que le echen. En casa, anota en su diario de viaje: "Si pudiese simplemente deshacerme de la ilusión de considerar a estas lenguas de víbora y de sapo como a mis iguales evitaría muchos problemas".

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RESULTA QUE también Nietzsche estaba lleno de Vanessa. Dice Safranski que su "afeminamiento y onanismo" eran comidilla pública y que Wagner lo hirió "mortalmente" cuando le dirigió una carta donde le sugería que dejara sus amistades masculinas íntimas y se echara una mujer. Pero Safranski se niega a que la obra del helenista alemán se lea de acuerdo a estas sospechas y soy de la misma opinión, porque cada persona vive su sexualidad de forma diferente, y no sabemos hasta qué punto Nietzsche vivía su condición sexual (la que fuera) con repudio u orgullo, o qué peso le concedía a ese punto en su existencia. Por lo pronto, las dos personas que más admiraba del mundo antiguo, Alejandro Magno y Julio César, fueron conocidos plurisexuales, y la persona que más idolatraba de la modernidad, Napoleón Bonaparte, una travesti en su tiempo libre. También Dioniso, el dios nietzcheano por excelencia, era un dios que los antiguos caracterizaban como andrógino.

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DICE SAFRANSKI que Nietzsche se opuso en Basilea a la derogación del trabajo infantil, que entonces se extendía a jornadas de diez a once horas, aunque era partidario de no dar un trato demasiado cruel al obrero "a fin de que él y su descendencia trabajen bien en favor de nuestra descendencia".

El intento de convertir a este bicho en leyenda de la izquierda es la mayor estafa intelectual que conozco.

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CÓMO SE crean Montaignes en la sociedad, personas que no se fijan, que no se arraigan, que manosean las ideas sin enamorarse de ellas.

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EN TODA su vida Dante solo vio dos veces y de lejos a Beatriz; los caballeros medievales se desvelaban por mujeres que no era seguro que existieran; los expertos dictaminan que la Laura de Petrarca quizá solo fuera un invento... Pero no era un invento: nunca dudéis del telescopio del poeta cuando encuentra un cuerpo celeste que marca otra trayectoria. Por lo demás, es común que los topos se sientan atraídos por las cigarras y los búhos por las palomas; de lo más normal que el negro busque el amarillo; de lo más comprensible que, si arrojas el anzuelo hacia las nubes, el pez que pique pueda tener alas.

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EL ÚNICO progreso en la literatura que me parece cierto es el derivado de la técnica y de la acumulación memorística de literaturas: en ese sentido, nuestra época es la primera de la historia en que todas las corrientes artísticas del mundo y todas las innovaciones, gracias a las nuevas tecnologías de transmisión del conocimiento, llegan a cualquier parte del planeta enseguida, de forma que conocemos rápidamente (si queremos), vivamos en el punto del mapa donde vivamos, qué es el fluir de la conciencia, qué es el narrador personaje, qué es el verso libre, qué es la escritura automática, recursos todos ellos que Dante o Cervantes desconocían. El escritor que se pone a escribir en 2025 tiene a la vista un almacén de recursos y ars poeticas como no se han conocido en otro momento de la humanidad, lo que hace que los autores del siglo XXI sean en general más variados en técnicas y estilos que los escritores del pasado, que siguieron horacios o boileaus mucho más rígidos. Sin embargo, si nos ponemos a practicar algún género con las mismas premisas que se practicó en el pasado, el progreso no lo encuentro por ningún lado: ¿se han escrito alguna vez en español sonetos mejores que los de Lope, Quevedo y Góngora? ¿Alguien ha superado los ensayos de Montaigne? ¿Los cuentos de Bocaccio? ¿Las biografías de Plutarco? ¿El Quijote?

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47 FOTOGRAFÍAS se conservan de Nietzsche. No penséis que son pocas, para ser un tipo del siglo XIX que trató de convencernos de que deseaba no ser visto por su época y cuyos hagiógrafos aún siguen diciendo que vivió al margen de sus contemporáneos.

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QUÉ LOCURA con las anécdotas apócrifas. Me escribe Antonio Díez para que le relate una anécdota sobre Paul Éluard que suelo contar mucho, una anécdota que solía referir Juan Gelman en sus entrevistas, pero resulta que a la hora de buscar la fuente original, tanto Google France como ChatGPT no encuentran nada, por lo que empiezo a sospechar que igual Éluard no dijo nada de eso. Dejo de todas formas aquí la declaración de Juan Gelman:
Hay una anécdota de Paul Éluard, el gran poeta francés, que ilustra lo que pienso. En el año 1950 estalló la guerra de Corea, supuestamente porque los del sur invadieron el norte o al revés. Paul Éluard era miembro del Partido Comunista francés. Él era otro de los grandes poetas, como Aragón y otros. Y se creyeron en la necesidad, en la obligación de escribir poemas por el tema de la guerra de Corea. Paul Éluard no lo hizo y cuando se lo reprocharon, él explicó que solamente escribía poemas de temas políticos cuando la circunstancia exterior coincidía con la circunstancia del corazón.

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EN SU Coriolano, Plutarco se acuerda dos veces de una frase de Platón, según la cual la arrogancia es compañera de la soledad. No solo la arrogancia: la soledad también trae miedo, ambición, independencia, ego, extravagancia, obstinación, disciplina, orgullo, abstracción, profundidad, amplitud, ensoñación, singularidad, enfoque.

Muchas cosas buenas y malas vienen con la soledad, a veces contradictorias, pero no vienen sueltas sino pegadas entre ellas, y sospecho que sin las malas tampoco vendrían las buenas.