SOBRE LA mentiratura. Se equivoca Baroja cuando llama “farsante” a Valle-Inclán y se equivoca Gore Vidal cuando llama “embustero” a Truman Capote, porque las mentiras que decían estos escritores, igual que las de Stendhal o Baudelaire o Hemingway, eran tan exageradas o las practicaban con tanta asiduidad que se convertían en su negación, pues toda mentira se destruye en el momento en que llega a disparate. Cuando Nerval proclama que es hijo de Napoleón Bonaparte; o Valle-Inclán asegura que cabalgaba sobre un cocodrilo tapándole un ojo; o Cela mantiene que puede absorber dos litros de agua con el culo; o Baudelaire afirma que poseyó a una jorobada y que es un placer sexual superior, no están mintiendo, porque han despojado a la mentira de todo lo que tiene de lucrativo o ventajista y la han convertido en una mentira desinteresada y de mayor calidad. Ya no son literatos que mienten: son mentiratos que hacen mentiratura.