TODO ESO de que García Márquez, cuando decidió matar al coronel Aureliano Buendía, sintió tanto su muerte que se acostó en la cama y estuvo llorando durante ocho horas, no hay quien se lo crea (aparte de que hay una anécdota similar de Balzac). Ocho horas yo no habré llorado ni en toda mi vida. Lo que ocurre es que GGM hacía realismo mágico también en las entrevistas.