CUATRO PRIMEROS apuntes sobre mi segunda lectura de Tucídides:

1. Tucícidides actúa como vendedor de su propio libro y trata de que el lector comprenda la magnitud de la guerra que cuenta, en su opinión la mayor librada hasta entonces en la Tierra. Llega a decirnos que en la Guerra del Peloponeso participó "casi toda la Humanidad", exageración que se le puede perdonar un poco si atendemos a que en aquella época la mayor parte del planeta no se conocía. Para Tucídides la del Peloponeso no fue una guerra civil entre griegos sino una guerra mundial: grecocentrismo.

2. Mientras que Herodoto o Plutarco cuentan las diferentes versiones de una historia, entre ellas las míticas, que son muy sabrosas y literarias, Tucídides prescinde del elemento mítico y solo cuenta la versión que ha visto con sus propios ojos o que le parece más veraz. Se le nota que desconsidera por igual a Homero, por embellecer las historias, que a Herodoto, por fijarse en lo más anécdotico. Pero prescindir del elemento mítico o anecdótico no resta calidad literaria a su obra, sino que la llena de majestad y profundidad.

3. Es un ambicioso puro que abraza el ideal de gloria de la época: él mismo nos dice que su objetivo es escribir una obra que trascienda su muerte y perdure en los siglos venideros. Claro que esto puede decirlo porque vive en la Atenas predadora del siglo V a. C. y no en la Madrid humilde del siglo XXI. 

4. Tucídides se presenta como testigo y participante de la Guerra del Peloponeso. Es un cronista y un protagonista además de un historiador. Todos los testimonios que tiene en cuenta son de personas que estuvieron en la guerra en el mismo momento en que se desarrollaba.