A PRIORI las poetas deberían figurar entre las huestes de Demócrito por la exigencia de verdad y precisión del poema, por su necesidad de ir a lo primigenio esencial, pero al final la mayoría se alista con Platón porque es aún más acuciante la exigencia que tienen de trascender, de añadir un plusvalor al mundo, de darle plenitud e infinito.