ES INCREÍBLE el prestigio que tiene la colección de libros La Bibliothèque de la Pléiade, de Gallimard, fundada en 1931 por Jacques Schiffrin. El nacionalismo patrio se queja cada cierto tiempo de la escasez de autores españoles contemporáneos en esa colección, cuando precisamente el prestigio de La Pléiade se debe en parte a la falta de esos insufribles autores (si alguno cree que esta es una opinión estrictamente maricrónica, fundada en el irrenunciable asco que me dan las roñas identitarias, puede leer AQUÍ lo que han opinado sobre la literatura española cráneos mejores que el mío). Así cuenta Mario Vargas Llosa lo que sintió cuando supo que era incluido en esa colección:
Creo que como escritor, el día más feliz de mi vida fue cenando con Carmen Balcells. Había una carta dirigida a ella por la Editorial Gallimard, que no me dejó leer hasta los postres. Le decían: "Querida Carmen, creo que ha llegado el momento de meter a Vargas Llosa en la Pléiade". Nunca he sentido tanta felicidad, ni siquiera cuando gané el Nobel. ¡Mis libros, junto a Victor Hugo, junto a Flaubert, a Balzac! Siempre tuve la sensación de que La Pléiade derrotaba el tiempo...