ES PROPIO de la literatura culta del siglo XX evitar las conclusiones, el remate final, mucho más la moraleja, y dejar abierto el relato, la novela o el poema. Pero este procedimiento es contrario a nuestra realidad más patética, que nos indica que los seres vivos nacemos, nos desarrollamos y morimos, poniéndose a favor de los autores antiguos del planteamiento-nudo-desenlace. Con razón Unamuno y Canetti se oponían a la muerte: ella es la que garantiza que el círculo siempre fracase ante la línea recta.