CASI TODAS las críticas que he leído sobre el "Borges" de Bioy son negativas y en parte lo comprendo, porque Bioy actuó de forma poco ética a la hora de escribir la obra. Tanto Samuel Johnson como Goethe sabían que Boswell o Eckermann estaban preparando un libro sobre ellos y les hablaban "mirando a la cámara"; Bioy en cambio se dedicó a registrar sus conversaciones privadas con Borges sin que este lo supiera. Hernán Iglesias Illa entrevistó a su viuda María Kodama, con la que estoy de acuerdo en todo salvo en lo de que Bioy es un escritor mediocre:
PREGUNTA: Hablando de polémico. Sé que a usted esto no le gustó, pero el "Borges" de Bioy es bastante polémico.
MARIA KODAMA: Eso no es polémico. Eso es traición. Borges me definió a Bioy una vez con una palabra: "Cobarde". Ésa era la palabra con la que lo definía.
PREGUNTA: ¿En general o por algo específico?
MARIA KODAMA: En general, por cosas que hizo Bioy en su vida y él se daba cuenta de que era un cobarde, algo que, por otra parte, era lo que Borges más despreciaba. Además, si vos mirás las entrevistas de Borges, sólo elogia dos cuentos de Bioy, y esos cuentos fueron recontracorregidos por Borges. Eso Bioy no se lo perdonó nunca. Bioy es el Salieri de Borges. La verdad es la verdad y las cosas como son. Yo te pregunto: ese hombre escribe un libro en el que inventa, distorsiona lo que vos decís o pone en tu boca lo que él no tiene el coraje de decir. Y lo publica después de que vos morís y él también muere (que ya es una cobardía, porque no quiere hacerse cargo). En el otro mundo se encuentran, ¿vos creés que ese hombre es amigo tuyo? Como hombre te pregunto.
PREGUNTA: En esas condiciones, no.
MARIA KODAMA: Son las condiciones en que fueron hechas, según el propio Bioy escribe. Además, ¿qué amigo espera que vos te vayas para contar conversaciones privadas? Porque una cosa es si nosotros tenemos un amigo en común y te digo "Che, qué estúpido que es Fulano". Pero vos, por el tono de voz y los años de conocimiento que tenemos, te das cuenta de que por ahí lo digo en broma o estoy en un momento malo. Pero si vos lo escribís, negro sobre blanco, sin todo el entorno de lo que significó en ese momento, es brutal. Y si sos una persona sensible y correcta y ética, no lo hacés.
Tiene razón Kodama, lo de Bioy es una jugada fea. Sin embargo, mi intuición me dice que a Borges no le hubiera molestado ese libro, porque no es más que una ampliación de las viejas filias y fobias que muestra en sus ensayos o entrevistas, a las que respondía por cierto sin ningún filtro. En este libro seguimos viendo al Borges despreciador de siempre, pero sus desprecios duran 1650 páginas y son más precisos y nutritivos. Bioy, además, asume su condición de actor secundario en las conversaciones y respeta la intimidad del maestro dentro de lo que cabe, y la prueba es que registra poquísimos diálogos sobre la vida privada de Borges, si bien uno sospecha que su vida privada no existía o estaba enteramente ocupada por los libros. En ese sentido, la escena más genial del libro acontece cuando Borges se va al baño y se pone a mear polla en mano mientras sigue hablando de literatura con Bioy. Otro argumento que me hace pensar que Borges no se hubiera sentido traicionado, como dice su viuda, es que en ese mismo libro, en uno de los innumerables parlamentos que pone en su boca Bioy, dice que uno de los problemas de la literatura clásica española, el que le ha impedido lograr la misma influencia que la inglesa o la francesa, es que apenas tiene biografías de escritores como la que Pablo de Tarsia hizo de Quevedo.

Yo me he leído ya dos veces el libro y me parece maravilloso. A veces cotilla y a veces mezquino y a veces frívolo, pero maravilloso. Todo un curso de literatura en 1650 páginas impartido por un maestro entre los maestros. Mi confianza en su magnitud es de tal calibre que me atrevo a hacer de Nostradamus: me atrevo a profetizar que es un libro shakesperiano, "para todos los lugares y para todos los tiempos", que va a durar lo que dure el interés por la literatura, y que se va a colocar al lado del que Boswell hizo a Samuel Johnson, Eckerman a Goethe o Frank Harris a Oscar Wilde.