REFIERE BOSWELL en su Vida de Samuel Johnson las palabras de Pope sobre la traducción al latín que de su Mesías había hecho un jovencísimo Johnson: "El autor de este poema dejará un interrogante para la posteridad, a saber, si es el suyo o el mío el original". En la misma línea que Goethe, quien prefería su Fausto en la versión francesa de Gerard de Nerval, o que Valéry, a quien le gustaba más El cementerio marino en la traducción al español que hizo Jorge Guillén.