Dice Erica Jong:
Las más grandes feministas también han sido las más grandes amantes. No solo pienso en Mary Wollstonecraft y su hija Mary Shelley, sino también en Anaïs Nin, Edna St. Vincent Millay y, por supuesto, Safo. No es posible separar los fluidos creativos de los fluidos humanos. Y mientras las mujeres con fluidos sean equiparadas con mujeres malas, pecaremos del lado de las malas.
Muy de acuerdo con esto, las feministas que yo he conocido, lejos del tópico de “malfolladas” o de que se hicieron feministas porque no follaban, son justo lo contrario: mujeres desprejuiciadas que tienen ideas más abiertas en todo, también en el sexo. Hasta estoy por decir que muchas mujeres se hicieron feministas porque necesitaban más sexo del que les quería conceder la sociedad.