SI CONSIDERAMOS que los seres humanos a partir de los 25 años se casan y se detienen, reduciendo su existencia a cuatro o cinco rutinas, pedir que la duración humana sea más larga es una locura: una vida más larga solo la merecen quienes saben cómo llenarla. Los lectores sí que la necesitamos, porque los escritores muertos nos han dejado tantas obras valiosas, algunas de ellas muy abstrusas, que necesitamos mucho más tiempo, por lo menos 500 años, para leer esas obras de la única manera posible, que es releerlas despacio quince o veinte veces.

—No me puedo creer lo que dices, Vanessa, o sea que pides privilegios para los lectores.
—Privilegios no, condenas. Pedir una vida más larga para comprender la obra de Hegel, Ungaretti o Broch no es privilegio, es condena.