A CHOMSKI, celebrado lingüista, comenzaron a denigrarlo cuando publicó libros sobre política internacional: “Dedícate a la lingüística”, le dijeron. Al biólogo Richard Dawkins le sucedió lo mismo cuando emprendió una cruzada en favor del ateísmo: “Dedícate a la biología”, le enrostraron. Y ahora descubro que el lugarteniente de Arafat también le dijo a Edward Said, crítico literario, que se dedicara a la crítica literaria cuando comenzó a escribir sobre el mundo árabe y se atrevió a meterse con su jefe. Obsérvese el miedo de los prebostes a que algunas personas que han adquirido notoriedad se dediquen a temas que nos conciernen a todos. A ellos les gustaría que la política o la religión fueran ciencias abstrusas que solo comprendieran unos pocos iniciados, pero...