CUANDO ME vienen con el recurrente tema del genio que ni lee ni estudia ni escribe pero de pronto ¡tachán! pare la inmarcesible obra maestra, recuerdo la manera de escribir de Borges, que es un escritor más genial que cualquiera de los tenidos por genios y que según sus propias palabras escribía así:
Cuando se me ocurre una idea cualquiera -puede ser un soneto, un cuento o un poema en verso libre- yo trato más bien de desalentarla. Ahora, cuando esa idea insiste en que yo la escriba, trato de comprenderla y de saber qué es lo que espera de mí. Pero siempre de un modo pasivo. Y luego la enfrento y recorro la Biblioteca, las galerías y las escaleras de la Biblioteca...
Así no trabaja un genio: así trabaja una abeja laboriosa. Borges nunca escribió sobre un folio en blanco: escribía sobre un palimpsesto.