ES ADMIRABLE la aristocracia literario-artística que se creó en Rusia en el siglo XIX, sin duda una de las más avanzadas del mundo. Obsérvese con qué libertad habla Tolstói en sus diarios de sus querencias homoeróticas, en una fecha tan lejana como la de 1851, en la que en la mayoría de países de Europa se lo hubieran hecho pagar:
29 DE NOVIEMBRE [DE 1851]. TIFLIS. Nunca he estado enamorado de las mujeres. El único sentimiento fuerte, parecido al amor, que he experimentado fue cuando tenía trece o catorce años; pero no quiero creer que eso fue amor; porque el objeto era una sirvienta gorda (con una cara bonita, es cierto), además de que la época más difícil para un niño (la adolescencia) es la que va de los trece a los quince años: uno no sabe adónde ir y la sensualidad en esta edad actúa con una fuerza extraordinaria.Con mucha frecuencia me he enamorado de hombres. …Para mí, el signo principal del amor es el miedo de ofender o no agradar al objeto amado; sencillamente miedo. Me enamoré de hombres antes de tener siquiera idea de la posibilidad de una relación pederasta; pero incluso cuando me enteré de eso nunca se me ocurrió la posibilidad del comercio carnal. Un extraño caso de simpatía inexplicable fue Gautier. A pesar de que no tenía ninguna relación con él, salvo la compra de libros, solía ser presa de la fiebre cuando él entraba en la habitación. Mi amor por Slavin me arruinó los ocho meses que viví en Petersburgo. Aunque no era consciente de ello, jamás tuve otra preocupación que no fuera complacerlo. Todas las personas a las que amaba lo sintieron y yo notaba que les era muy difícil mirarme. Con frecuencia, cuando no he encontrado los requisitos morales que la razón exige en el objeto amado, o después de algún momento desagradable con él, he sentido animadversión hacia ellas, pero esta animadversión ha estado fundada en el amor. Hacia mis hermanos nunca he sentido esa clase de amor. Con mucha frecuencia he sentido celos de las mujeres. Para mí el ideal del amor es el sacrificio total de uno mismo en aras del ser amado. Eso es precisamente lo que yo he experimentado. Siempre he amado a la gente que ha sido indiferente hacia mí y se ha limitado a estimarme. A medida que crezco experimento cada vez más raramente ese sentimiento…