ADEMÁS DEL filósofo Tales, otros escritores consiguieron destacar en el mundo de la invención no literaria, por ejemplo Thoreau, que mejoró el diseño de los lápices al desarrollar una mezcla superior de grafito y arcilla; Franz Kafka, que trabajó en el diseño de un casco de seguridad para obreros; Lewis Carroll, que inventó un triciclo para adultos, un juego similar al Scrabble y el nictógrafo para escribir en la oscuridad; Mark Twain, que patentó un álbum de recortes autoadhesivos y unos tirantes autoajustables para chalecos; Roald Dahl, que ayudó a inventar un dispositivo médico para drenar líquido del cerebro; Margaret Atwood, que creó el LongPen, un brazo robótico remoto para firmar libros; Conan Doyle, que propuso un prototipo de chaleco salvavidas para marineros; E.T.A. Hoffmann, que patentó una lámpara de aceite; Jonathan Swift, que inventó un bastón plegable que incluía un instrumento para escribir y un reloj de sol; John Milton, que ideó un sistema para ayudar a los ciegos a escribir usando ranuras y plantillas; Goethe, que descubrió un hueso en el cráneo humano al que llamó "hueso intermaxilar"; o Vázquez Figueroa, que ideó un sistema para convertir el agua del mar en agua potable.