GIDE ESTÁ obsesionado por mejorar su rendimiento como escritor y hace las pruebas más diversas para conseguirlo. Dice en su Diario:
Creyendo, tontamente, que el estudio del piano perjudicaba mi escritura, decidí renunciar por completo a él, y mantuve esta resolución firmemente durante dos meses.El beneficio para la escritura fue nulo — el suplemento de tiempo que obtuve sencillamente lo perdí como el resto.
Yo también pensaba hace no tanto que lo mejor para hacerse escritor era convertirse en una máquina de escritura continua, pero ahora pienso al contrario: pienso que se escribe mucho mejor sin forzarse, con alegría, por puro placer lúdico. Uno de los escritores que me ha hecho llegar a esa conclusión es precisamente Gide, que malogró los mejores años de su fantástica inteligencia en escribir supuestas obras maestras que hoy están casi olvidadas, y que en cambio tiene garantizada la fama de los siglos gracias a su Diario, que lo fue escribiendo en los ratos muertos con muchas menos pretensiones que su obra "seria".