COMENTÉ AYER que lo normal, lo corriente, lo casi inevitable, es escribir poemas malos, pero se me olvidó traer a colación esta anécdota que lo corrobora. Le preguntó un día Felipe de Orleans a Fontenelle: 

–Señor Fontenelle, ¿hay algún sistema para saber si unos versos son buenos o malos?
–Señor –le respondió Fontenelle–, decid siempre que son malos, que acertaréis noventa y nueve de cada cien veces.