CADA CUAL ve las gentes y lugares desde sus zapatos. En una carta enviada en 1973, Gimferrer se quejó a Octavio Paz de la soledad que sufría en Barcelona y del tono mediocre del ambiente en que vivía; el maestro mexicano le respondió así:
Yo creía que en Barcelona las cosas ocurrían de otro modo. Tu ciudad me pareció más civilizada y humana, más mediterránea y cordial que los Madriles y los Méxicos. Y creo que lo es. Los catalanes son mejores que el resto de los españoles y también que los hispanoamericanos. El tono general puede ser mediocre hoy, como tú dices –pero no cainita. Las tierras del odio hispánico son otras. Y una de ellas es México. No es sólo la mediocridad general y la ignorancia abismal (esto último es nuevo: la degradación general de la cultura es impresionante y probablemente mayor que en otras partes) sino el rencor, la envidia. Pereza mental y mala leche.