HARARI, HISTORIADOR del statu quo. Promercado y pronaciones, se las arregla para hablar de las armas nucleares y del cambio climático soslayando que esos problemas proceden precisamente de la existencia de esas naciones y ese capitalismo que él tanto aplaude, pues le parecen factores de progreso. El progreso es justo el otro de sus puntos débiles: da por ciertas las predicciones científicas más optimistas y hasta asegura que la muerte ya se trata “como un simple problema técnico”, cuando la realidad es que ni siquiera conseguimos curar una gripe. También se cree la milonga de que Occidente es liberal en lo político, claro: es taaan liberal que a mí me censuran todos los días por situarme en contra del estado-nación con la única arma de un bolígrafo (y el rotulador de los cubos de basura). Tiene cosas buenas, sin embargo, como que es un escritor claro, lúcido, sintético, montaigneano, que siempre piensa en planeta, y no cae en aristocratismo: al contrario, cree que tenemos que vigilar la inteligencia artificial para que no se la queden los ricos para ellos solos.