MORALISTA, ERGO sin sentido del humor. Creo que Chesterton es caso único de autor que conjugó la prédica continua con la risotada. Existen otros a los que se adjudica el mismo talante (Quevedo, Voltaire, Nietzsche...) y a veces con razón, pero enseguida te encuentras con otras páginas suyas donde se les escapa el sargento o el amargado. A Thoreau no lo clasificaba entre los especialmente rigoristas, pero su editor Bradford Torrey, después de adelantarnos que Thoreau solo fue a una fiesta en toda su vida y aborreció para siempre de ella, dice esto en la introducción a sus diarios:
La vida de Thoreau podría haber sido más tranquila si hubiera sido menos exigente en su idealismo, más tolerante con la imperfección de los demás y de sí mismo; si se hubiera tomado sus estudios, e incluso sus aspiraciones espirituales, un poco menos en serio. Un poco de juego juvenil de vez en cuando, o una dosis de lectura de novelas amorosas y humanizadoras (de estilo trollopeano) podría... Uno imagina que moderar su mal humor no le habría hecho daño.